jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 21. Urea se pone filosófica.

NARRA UREA : Yo no me refería a que ese gato estuviera poseído por el demonio, solo decía que no estaba bien que dejara la tapa del báter levantada porque luego cuando te miras al espejo sale una cuchara de tenis y te pega una hostia en la oreja que no veas... Entonces cuando vino el cura a hacer el exorcismo yo le dije que, si quería, le dejaría un poco de mi flúor para los dientes a cambio de que recogiera la mesa y nos dejara en paz, porque el pato la había dejado echa una caca (el pato siempre liándola pardah) después de bailar la bamba mientras cantaba con su flauta nueva. ¿Que cómo puede cantar y tocar la flauta a la vez? No lo sé, solo él tiene la respuesta, y siempre que se lo pregunto tiene la boca llena de pipas peladas y no puede contestar. Hay que ser perro para comprarse las pipas ya peladas. Sin embargo él no es un perro, él es un pato. Tal vez no entendáis lo que os estoy diciendo, pero para mí tiene un gran significado filosófico. Soy toda una marmota.

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